No puedes irte de Granada sin probar sus exquisitos piononos, unas pequeñas delicias que no suelen faltar en ninguna pastelería. Su renombre es bien merecido para estos bizcochos enrollados, recubiertos de almíbar y con yema pastelera y canela en su interior; un clásico para los amantes de los sabores más dulces. Es uno de los mayores orgullos gastronómicos de la localidad de Santa Fe, creados a mediados del siglo XIX por Ceferino Isla, hombre religioso que precisamente bautizó a este suculento bocado rindiendo homenaje al Papa Pío IX (‘Pío nono’) por la peculiar forma de dicha figura coronada por una yema tostada, que se asemeja mucho al solideo con el que el Sumo Pontífice cubre su cabeza.
Y como cada maestrillo tiene su librillo, las distintas formas de preparación también varían un poco al gusto del pastelero; e incluso hay algunos que innovan con esta tradicional receta y la rellenan de dulce de leche y chocolate, o bien de trozos pequeños de frutas como la fresa o el kiwi o incluso de merengue. También el pionono lo podemos degustar de otras formas, como puede ser en tortas, helados o incluso probarlo como una exquisita bebida como licor crema de pionono.